No tenía ni idea de cómo empezar este post, así que pregunté al oráculo de twitter y me dijo que empezara por el final (gracias @kienvaser)
8 20 de la mañana, puerta que se abre.
Salen dos. Con una maleta, una mochila y un bolso.
Qué difícil me resulta parafrasear a Canadá (el hombre) en castellano, pero allá vamos.
-¡ Heike mira quién está aquí!
– ¡Hola Doug!
Doug es la liebre salvaje que ha decidido pasar ratos en la puerta de casa de Canadá. Para ser honesta, diré que hemos comprado su voluntad, dejándole lechuga y zanahoria. Sí, Canadá y yo tenemos una mascota. Ta na na na na. Se llama Doug porque la primera vez que apareció en su puerta estábamos viendo Resacón en las Vegas. Y yo sospecho que nos es infiel con otras familias.
Pero ¿no es una monada?
– Oye, creo que no vamos a tener tiempo de parar en Tim Horton’s a por sandwiches de desayuno, ¿desayunamos en el aeropuerto?
– Nada, quédate tú con el sobrante del bote y te tomas algo en el Tim Horton’s del aeropuerto.
– ¿No desayunas conmigo?
– No hay ningún sitio fuera del control de seguridad.
Vamos oyendo música en el coche, yo sonrío, estoy triste, él igual, pero nos dedicamos a hablar de chorradas… Y diez minutos más tarde llegamos al aeropuerto. Veo que pasa de largo del parking y me lleva directamente a la zona de “arroje a su familiar en marcha”.
– ¿Por qué no aparcas?
– Porque no
– ¿No entras conmigo?
– No
– ¿Por qué no?
– Porque no.
– ¿Por qué?
– Porque va a ser muy triste. Venga, dame abrazos y baja del coche.
Se baja conmigo, sacamos las maletas y empiezan los abrazos. Miro al suelo. Me riñe cariñosamente “Heike, esto ya lo hemos hecho antes, y no pasa nada, hemos pasado dos semanas geniales, y bueno no sabemos dónde nos vamos a ver la próxima vez, pero lo hemos pasado bien… ” Yo sigo mirando al suelo. Me levanta la barbilla. Abrazos.
Decido cuadrarme como despedida. Todo esto es por joder, que nos gusta bastante. Él en Chicago me ofreció la mano, pues yo me cuadro. Es que hemos estado viendo Hermanos de Sangre juntos, y Enemigo a las Puertas.
– ¡No te cuadres!
Y me ofrece la mano otra vez el bastardo. Cualquiera que nos vea estará flipando.
Y en ese momento empieza a decirme “Nos vemos” y yo no contesto, porque si contesto lloro, y estoy haciendo todo lo posible por no llorar. Y sigue “nos vemos” una y otra vez. “Heike di que nos vemos”. Y cuando por fin le contesto “nos vemos”, me doy media vuelta y me voy.
Si miro hacia atrás veo unas vacaciones en las que no hemos hecho nada especial, no ha matado dragones para impresionarme, ni nada por el estilo. Hemos estado en su casa, hecho un par de excursiones (una a un festival de jazz), dado paseos, salido a correr, ido a hacer kayaking, visto series, películas…
También he estado unas catorce veces en Canadian Tire, que es como el Leroy Merlin. Tuvimos algunas historietas con las cortinas de su casa, que hubo que cambiar y volver a cambiar no sé cuántas veces.
He conocido a sus amigos, de los que llevaba oyendo hablar casi un año, y a su familia, con la que me reí muchísimo durante las dos cenas que tuvimos con ellos. Su hermana es una borrachuza bastante divertida con la que enseguida congenié y me dediqué a tomarme gintonics. Una botella y media en dos semanas, no está mal. Además de las tres botellas de vino y las dos jarras de mojito que nos bebimos. Y la sangría que preparé para una barbacoa que hicimos en su casa. Y me declaro fan de los cocteles Caesar’s que son como los bloody mary’s pero con clamato, y me he tomado unos cuantos… O la noche que nos fuimos de cervezas con sus amigos e hicimos una degustación probando dieciséis diferentes.
Ha estado muy bien verle con sus amigos, conocerle más, ver cómo le vacilan sus amigos porque es el único que queda soltero y con lo cabrón que es debió de vacilarles mucho, así que ahora se están vengando. Cuando vieron que teníamos bote con dinero (yo no entiendo las vacaciones sin bote conjunto) le empezaban a vacilar:
– Ooooh ¡tenéis una cuenta conjunta! ¡Que administra ella!
Y a mí me preguntaban:
– ¿En serio has venido desde España para ver a este?
Muy divertido. Muchas risas.
He comido ciervo y hamburguesas de bisonte que hice yo. Estaban bastante ricas. Yo preparé pisto un día, y otro arroz con pollo al curry. También hice el típico tiramisú para la barbacoa, pero le pedí a él que preparara café, porque si lo hacía a mi estilo igual alucinaban y no les gustaba a ninguno. Hubo un día que comimos en un tailandés y la comida estaba tan picante que yo no podía parar de llorar de la risa. Después nos dolía el estómago, los labios y la lengua. Qué barbaridad. Cenamos sushi, que ya es costumbre, si es que tenemos de esas cosas… Él me preparó tortitas dos días y su madre me hizo una tarta con arándanos que cultivan en su casa.
Fuimos a dos partidos de fútbol americano y es tradición que se disfracen. De hecho… al día siguiente de llegar, me comenta entusiasmado que vamos a hacer un casco para mí con una sandía. Yo… que soy muy mandada, intento abrir mi mente y decir que vale, que casco con sandía para ir al estadio. Pensaba que me estaba vacilando hasta que llegamos al supermercado, coge sandías empieza a ponerlas al lado de mi cabeza y una señora nos para y dice: “oh,¿ te vas a hacer un casco para el partido?”
Me tuve que rendir. Y nunca pensé que diría esto, pero menos mal que llevé una sandía en la cabeza, porque nada más llegar al estadio empezó a caer la tormenta del siglo para después caer una granizada con piedras como mi puño. Sentía las pedradas a través de la sandía.
Aquí tenéis la foto que prueba la existencia del casco.
Absolutamente impresionada por la naturaleza canadiense, vi pelícanos salvajes ¡fuera de un zoo!, él me pidió cuando volvíamos de excursión de noche que le avisara si veía algo en el arcén de la carretera, porque era zona de alces. También vi perros de la pradera, pero no, no he podido traerme ninguno. Los mosquitos canadienses me adoran, me fueron a despedir al aeropuerto lamentando mi marcha. Me salió una alergia en la mano del copón bendito por una picadura. Qué dolor. Y en la pierna.
Hemos oído música, ido a un concierto de The Trews (que me gustan mucho), visto otro en la tele de Adele, escuchado City And Colour y Tribalistas, visto muchísimos programas de DIY (soy adicta), visto la final de Wimbledon, Invictus, Inception, ido de compras, ido al supermercado, hecho el idiota, dicho tonterías… Visto Summer Heights High (tenéis que conseguirla, yo ya la había visto con mi australiana), es una serie de humor absurdo. También los vídeos de Lonely Island. Y los anuncios de Old Spice.
Me traigo de recuerdo, un imán de nevera, un vestido, un par de cds que me regaló él, la temporada de Summer Heights High, la camiseta de su equipo de fútbol americano, una jarra de sirope de arce, un bote de mermelada de arándanos, y el bote del té de rooibos que me preparaba algunas noches.
Y ha habido mucho más, y lo que no ha habido ha sido mal rollo, ni agobios, ni historias raras.
Estoy contenta pero bien jodida.