No me explayé lo suficiente comentando la noche que se me hizo un poquito tarde.
Quedé con Agur que a su vez había quedado con una amiga suya. A su amiga yo la leo desde hace… pues unos tres años largos.
Cuando llegué a las ocho de la tarde estaban ellas dos poniéndose al día. Al entrar en el bar no reconocí a Agur. Que todos sabemos que está muy buena (y soltera) pero no me tiene acostumbrada a estos despliegues de medios. Después llegaron unas amigas de Amanda de su curro. Yo pensaba marcharme pronto, pero enseguida se vio que la noche prometía.
Aprendí bastantes cosas, como la expresión «follar como una cucaracha». Segun ibamos tomando vino más nos reíamos y uno de los momentos álgidos llegó a la hora de cenar. Pero en ese momento ocurrió el hecho curioso número 1 con la más pizpireta. Que resultó que había hecho un trabajo para la empresa en la que trabajo (que no suele conocer ni Claus).
Había quien no se podía sentar a la mesa «porque estaba nerviosa». El camarero alucinaba con nosotras. De hecho le asustamos, y los de la mesa de al lado nos miraban bastante mal. Pero a nosotras nos daba igual.
Descubrí bastantes hechos preocupantes, como que no me lo paso igual de bien en Madrid que ellas (que estaban de visita). Que tener 6 orgasmos en una noche es «pasarlo bien». Mientras lo decía la afortunada no ponía cara especialmente entusiasmada.
Amanda decía que estaba preocupada por perder su reinado. Después nos demostró que ni de coña. Lo que pasa es que tiene acólitas (anónimas) que se inspiran mucho en ella.
Al salir del bar tuvo lugar el segundo momento curioso de la noche, porque la pizpireta y una servidora compartimos orígenes.
Y hubo que decir varias veces «Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte». Daban ganas de pegarnos palazos en la cabeza pero a nosotras nos daba igual.
En el último bar (para Agur y para mi) a mi me venció el cansancio. Y Agur se retiró conmigo, pero prometimos devolverles la visita y eso estamos preparando para verano…
Un placer contribuir a ampliar tu vocabulario con términos tan importantes como «follar como una cucachara» o «tener seis orgasmos en una noche es pasarlo normalito» (aunque esta no es mía, más quisiera.)
Y recibir preguntas tan inquietantes como si prefiero comer boquerones toda la vida o chupársela a un dálmata.
Os esperamos, ya lo sabéis.
Ah, no, que era un doberman. Al mi dálmata no se la chupa nadie, así que a comer boquerones toda la vida.
de verdad, no respetas nada la libertad del perro!!!
No me ha cogido el otro comentario, así que lo pongo de nuevo:
En cuanto al doberman, unos consejos (un clásico por email):
http://www.compartimos.net/madrid/sobre-como-montarselo-con-el-perro-vt384.html
En cuanto a los 6 en una noche… supongo que todo es ponerse 😀
jajaja el doberman va a salir contentísimo de todo esto 😛
[…] Tuvimos un flechazo y nos tiramos toda la noche diciendo “Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte”. […]